miércoles, 4 de julio de 2012

Oh, well



Perdí la visión hace tiempo. Nunca la recuperé y sé lo que digo: estoy muerta. Me llené de vuestras cosas y ya no hubo más espacio. Fue una tontería. Dejé de encontrar mi nombre en la piedra y en las materias bastas, o en la piel, en los encuentros. Nada resonó ya.

Puedes jugar ahora, juega, no será nada serio: otra de tus excursiones frívolas, de tus medias verdades... No está en los libros, en ninguno de ellos; ningún amigo tuyo sabe ni media palabra. ¿Crees que alguien te lo va a decir, como si fuera un chisme, que se puede mercadear con ello? ¡Ni siquiera sabes de lo que estoy hablando!. Eres incapaz de verlo, tú no vienes de allí...

Ni una sola vez me reconociste. Yo, en cambio, me deshacía por estar contigo, perdiéndome en cada una de esas calles, póstuma, extranjera incluso para mí, sin un reproche, sólo buscándote y deshaciéndome, muriéndome sin la menor respuesta...
El ruido me aturdía, las conversaciones, la agresión en cada gesto y cada palabra, la falta de pureza en todo... y sonreía nada más, porque no puedo haceros daño, no estaba allí para eso, nunca lo estuve... Sólo sonreía. Sonreía y me gastaba, me iba dejando por el camino. ¿Pensabas aquello de verdad cuando me lo dijiste?, ¿sabías que ya no habría refugio para mí?, ¿me sacrificaste para tenerme a mano, disminuida?, ¿calculaste eso también? Se fue el calor y me dejasteis vivir entre vosotros... Qué absurdo. Qué malentendido.


Mírame ahora, acércate... ¿ves quién era yo, lo ves ahora?

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